Cuando uno en sus inicios profesionales busca concejos, busca no cometer los errores pasados , es prudente oir concejos de la experiencia de los que no precedieron, el estado del arte es una mezcla de actitud , talento y trabajo,aprender de nuestras experiencias y pensar como hacer mejor las cosas,así buscando uno encuentra ya alli comparto esto que hace unos años leí ,y hoy en nuevas condiciones de trabajo mantengo lo mismo , que la clinica y el paciente son nuesto mejor libro de texto ,como bien ya la decia hace 100 años W. Osler.
1 Nada sustituye lo que se asimila en el
contacto directo con el paciente: una buena anamnesis, un examen clínico
minucioso y la perspicacia clínica que resulta de la experiencia. La
clínica no puede ser aprendida solo en el laboratorio o a través de
lecturas o conferencias. A todo esto podemos agregar que siempre se
puede aprender algo con cada paciente atendido, los pacientes son
nuestro mejor libro de texto.
2 La buena práctica médica es trabajosa
y exige dedicación. No es posible atender apresuradamente a nuestros
pacientes siguiendo horarios rígidos. Exponga claramente la realidad al
paciente o a la familia durante el tiempo que sea necesario. Debemos
añadir que nunca se debe abandonar al paciente, aunque su problema no
tenga solución terapéutica o cuando nos parezca que sea algo banal,
siempre se puede y debe hacer algo por él. Es muy importante que el
paciente se sienta atendido, saber oírlo, examinarlo, hablar con él,
explicarle todo lo necesario y evacuar todas sus dudas.
Sea
optimista: muchas enfermedades son autolimitadas y aliviadas sin mucha
interferencia del médico (el catarro común es un buen ejemplo,
frecuentemente tratado de forma exagerada). Es conveniente recalcar que
muchos de los problemas que se observan en la práctica del Médico son
autocurables. Es una habilidad esencial en la medicina familiar saber
distinguir entre los problemas que requieren una rápida intervención
médica, y aquellos que solo precisan de observación y seguimiento. Es
clásica la recomendación de: esencia de paciencia, tintura de tiempo y
tabletas de acción prolongada de observación.
3 Sea paciente. Un
período de observación es, en ciertas ocasiones, el único camino para un
diagnóstico correcto. No trate de impresionar a su paciente o a sí
mismo con una cantidad innecesaria de exámenes complementarios. Debemos
recordar la utilidad del valor diagnóstico y terapéutico del tiempo,
siempre que sea una espera activa observando la evolución de paciente,
adviertiéndole qué debe hacer, y a qué signos o cambios debe prestar
atención. Es indispensable excluir los problemas en que una demora en el
diagnóstico pueda influir desfavorablemente en el pronóstico de la
enfermedad.
La potencial gravedad o seriedad de la afección requiere
de investigaciones y de tratamiento rápido e intenso. La seguridad
diagnóstica debe ser mayor en las enfermedades graves y/o que requieran
tratamientos o investigaciones que impliquen riesgos para el paciente.
Recuerde que los exámenes complementarios tienen indicaciones precisas y
deben ser solicitados con objetivos específicos y guiados por la
clínica.
Por otra parte, por ser generalmente el Médico de
Familia el primero que atiende al paciente cuando tiene problemas de
salud, este profesional debe convertirse en un experto en diagnósticos
precoces, teniendo presente que algunas enfermedades son al inicio
fáciles de curar pero difíciles de diagnosticar, y con el transcurso del
tiempo se convierten en fáciles de diagnosticar pero difíciles de
curar. Por tanto, no debemos dejar pasar ninguna señal sin analizarla, y
aprovechar el momento oportuno para el diagnóstico, que según
Hipócrates, "huye rápidamente".
4 No sea demasiado sabio.
Recuerde que las enfermedades más comunes ocurren con mayor frecuencia,
piense primero en ellas. A esto podemos agregar que aun las
manifestaciones menos frecuentes de las enfermedades comunes, son más
frecuentes que las manifestaciones más usuales de las enfermedades
raras. Como tampoco podemos dejar de considerar que ninguna enfermedad
es rara para el paciente que la padece, podemos inferir la siguiente
regla: piense primero en lo común, sin olvidar lo raro.
En los casos
de difícil diagnóstico, diagnósticos complejos, o que han sido vistos
varias veces y aún no están definidos, extreme las medidas, realice el
interrogatorio lo más completo posible, haga el examen físico más
minucioso, razone sin prisa, revise la bibliografía, busque una segunda
opinión, utilice la experiencia, la lógica, el sentido común; agote los
recursos diagnósticos, sin abusar de ellos; discuta el caso en
colectivo, y ponga todos los medios necesarios al servicio del paciente.
Es muy importante seguir estrechamente la evolución del paciente y
examinarlo las veces que sea necesario.
5 Recuerde que la clínica
es congruente. Todo síntoma, tiene una causa y un por qué. Las
diferentes manifestaciones clínicas se relacionan entre sí y pueden ser
explicadas por el (los) problema(s) de salud que tiene el paciente. Las
personas unas veces más y otras menos, pero siempre, son afectadas como
un todo por la enfermedad. Los problemas de salud de nuestros pacientes
no son biológicos o psicológicos puros, sino una mezcla compleja de
componentes físicos, psicológicos y sociales. Trate de ser unicista en
el diagnóstico, pero no olvide que los pacientes pueden tener varios
problemas de salud al mismo tiempo.
En los pacientes jóvenes,
generalmente todo puede ser explicado por una sola afección; en los
ancianos, que padecen por lo general de más de una enfermedad, hay
muchas veces que ser dualista en el diagnóstico.
6 No realice en
sus pacientes ningún examen que usted no haría en sí mismo, o en sus
familiares en idénticas circunstancias. No indique exceso de exámenes
que eventualmente puedan colocar a su paciente en riesgo de
complicaciones iatrogénicas. Aquí, podemos volver a repetir que los
exámenes complementarios deben ser orientados por el juicio clínico,
después de haber formulado una hipótesis diagnóstica. Nunca mande
exámenes "para ver qué encontramos".
Debemos saber de cada examen
complementario su sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo
y negativo, según el estado evolutivo de la enfermedad. Hasta un
estudio de imagen, interpretado fuera del contexto clínico del paciente,
puede carecer de significado y conducir a errores.
Los exámenes
deben indicarse en la secuencia correcta: del más barato al más caro,
del más simple al más complejo, y del menos riesgoso al más arriesgado.
En situaciones de emergencia, a veces es necesario optar por el
procedimiento con mayor capacidad de brindar una respuesta inmediata,
independientemente de su costo y riesgo.
7 Use las nuevas drogas
con cautela. Es preferible manejar pocos medicamentos básicos con
pericia y seguridad, que utilizar los medicamentos más novedosos, que
aún no poseen una sólida base experimental. Muchas enfermedades
iatrogénicas son consecuencias del uso indiscriminado o excesivo de
drogas, como por ejemplo, los antibióticos, los tranquilizantes, los
esteroides y los antiinflamatorios. Por otro lado, es importante
considerar el aspecto psicológico de los casos y usar el sentido común.
También forma parte del arte de la medicina sacar provecho del uso del
placebo, eficaz en muchos casos.
Podemos añadir también que es muy
importante utilizar el recurso terapéutico de la entrevista y de la
relación médico-paciente. No debemos sustituir los medicamentos que
utilizamos hace años con éxito para tratar problemas de salud comunes,
por los de "nueva generación", que a veces se apoyan en evidencias
dudosas y en la propaganda de la poderosa industria farmacéutica.
Debemos
recordar que muchos de los problemas de nuestros pacientes son
emocionales y se resuelven con una buena dosis de comunicación y afecto.
La medicina es ante todo el arte y la ciencia del conocimiento humano, y
muchas personas buscan en los médicos el lado mágico, místico de la
medicina. Es indispensable para el Médico de Familia dominar la técnica
de la sonrisa en los labios y la palmada en los hombros.
8
Conózcase a sí mismo: sus fortalezas y debilidades, extraiga frutos de
su insatisfacción con el trabajo, cultive su curiosidad acerca de las
enfermedades, pero trate tan bien al enfermo como a la enfermedad.
Cuando tenga dudas, consulte a los más experimentados, cultive el
sentido del humor y el verdadero sentido de la humildad. No permita que
la admiración de los pacientes influya en su razocinio y conducta.
El
médico debe tratar de crecer continuamente con su trabajo, pues la
verdadera experiencia no consiste en ver mucho, sino en ver
inteligemente. Las experiencias agrupadas y sistematizadas, y el sentido
común entrenado y organizado, constituyen bases de la maestría clínica.
Tampoco
podemos olvidar que es tan importante saber qué clase de paciente tiene
la enfermedad, como saber qué clase de enfermedad tiene el paciente.
Hace un siglo Osler definió que el buen médico, además de conocimientos,
tiene que ser 3H: humor, humanidad y humildad.
9 Cultive la
discreción en relación con nombres de enfermedades delante de pacientes,
familiares y sus amigos. "El médico -decía Osler- tiene 2 oídos y una
boca precisamente para escuchar el doble de lo que habla". Es importante
también, en la comunicación con sus pacientes, considerar el contenido
latente del mensaje, no solo el manifiesto, pues a veces pueden
contraponerse.
Por otra parte, debemos recordar el lenguaje
extraverbal, que muchas veces es más importante que el verbal. Hay que
controlar no solo las palabras, sino también los gestos. La sonrisa no
puede estar ausente de nuestros rostros, pues aunque no resuelva todos
los problemas, nuestros pacientes nos la agradecen.
10 Saque una
lección a partir de sus errores: equivocarse ocasionalmente es humano,
pero cada error deberá transformarse en una enseñanza, y obviamente
jamás ser repetido. Es conveniente agregar que los errores en medicina
pueden deberse a falta de conocimientos, pero sobre todo, a falta de
cuidado, insensibilidad, falta de comunicación, no saber oír, examinar
al paciente apresuradamente, dejarse llevar por la rutina, no razonar
detenidamente, y a otros factores que tienen que ver con las actitudes y
habilidades del médico.
Para terminar queremos señalar algo que no
debemos cansarnos de repetir a los médicos jóvenes: para enfrentar los
problemas de salud , los principales recursos del médico serán su buena
relación con el paciente y la familia, su capacidad intelectual, el uso
apropiado de sus manos, ojos y oídos, así como una gran sensibilidad
humana. El juicio clínico, y no la tecnología, es la base para la
solución de los problemas.